“He aquí un pintor salmantino que comenzó muy bien su carrera, con unos cuadros estimables por lo que tenían de sinceridad y de frescura juvenil, como correspondía a la etapa inicial del pintor. Ahora vuelve a comparecer ante el público y sus amigos con casi cuarenta cuadros, que ha colgado en el claustro bajo del Colegio Mayor de San Bartolomé…” “De todos los cuadros que expone “Areneros”, “Camino”, “Pueblo salmantino”, “Cabrerizos” y “Orillas del Tormes”, son los que destacan por su colocación o por su realización. También hemos visto uno fuera de catálogo, que representa unos árboles, que aunque excesivamente cargado desde un punto de vista exclusivamente pictórico, ofrece, sin embargo, el mérito indiscutible de que está pensado y trabajado a conciencia”.
Por Juan Delgado. Jueves 17 de diciembre de 1959.

“Los quince cuadros que esta vez ofrece a la contemplación de los aficionados, S. Grande, son una muestra polifacética de su personalísima manera de pintar y de ver el paisaje. En todos ellos denota la preocupación estilística y la aspiración de hacer una pintura que trascienda al espectador en forma de sutiles sugerencias, donde la línea y el color se equilibran y forman un conjunto entonado, fuertemente expresivo de un temperamento pictórico notable y de amplias manifestaciones”.
El Adelanto, jueves 21 de abril de 1960.

“Severiano Grande no necesita presentación en Salamanca. Es uno de esos artistas que, calladamente, van realizando con el paso del tiempo su obra y dejando una estela permanente…” “Ha realizado exposiciones de sus cuadros al lado de grandes artistas en Madrid, Barcelona, Zamora, Almería, Zaragoza, San Sebastián, etc. Y ha recibido, en algunas de ellas, importantes premios y medallas. Todos recordamos algunas de sus exposiciones individuales en la Sala Artis, en el Colegio Mayor de San Bartolomé y en el Ateneo de Salamanca. Fue esta última una exposición emocionante de relieves taurinos. Porque Severiano Grande no solamente es pintor, sino que alterna esta faceta artística con la escultura. Y ahí están, en la iglesia de los RR. PP. Capuchinos, frente al Campo de San Francisco, unas valiosas muestras de su arte escultórico. Se debe a él toda la restauración de la bóveda de la iglesia, que fue desmanteladatotalmente y donde pueden contemplarse unos magníficos medallones dorados. Igualmente decorada por él la tribuna del Coro. Y tienen excepcional importancia los tres relieves colocados en el Altar Mayor, y que representan el del centro “La Santa Cena”, el colocado al lado de la Epístola “La Epifanía” y el que está al lado del Evangelio una escena del I Concilio Vaticano. Estos relieves están colocados en el frontal del Altar Mayor, sosteniendo una enorme pilastra de piedra de granito y tallados en la bella piedra dorada de Villamayor. Su factura es clásica y contrasta admirablemente con la bella armonía barroca del edificio…”. “Severiano Grande sabe imprimir a sus cuadros majestad. Y ahí están serenos como bellas estrofas de un poeta, sus creaciones inmensamente ricas de color y de luz… Todos sus cuadros están emancipados de belleza. De esa belleza que sólo los pintores que tienen mucho de poetas saben imprimir en sus cuadros”.
Por GES.

         
   

“Severiano Grande es un artista nato. Lo mismo pinta un retrato que modela un busto; igual lleva al lienzo un bello paisaje, que realiza una composición escultórica. Que tanto significa para él una especialidad u la otra. En ambas materias ha conseguido plasmar una larga cadena de importantes obras, donde siempre se ve reflejada, como un espejo mágico, la esencia del arte”.
Por Félix Grande, poeta. 1971. Catálogo de la exposición individual de pintura en el Ateneo de Salamanca.

“Seve Grande trabaja con singular maestría la madera, el granito y el mármol, y su obra, que figura ya en lugar destacado en varios museos, tiene el sello de un estilo personal en el que los volúmenes esferoidales, las aristas suaves y la variedad de los pulimentos confieren a los distintos materiales con los que trabaja una prestancia y un vigor de neta raíz castellana dentro de un estilo moderno y de vanguardia. Sus interpretaciones –casi revivificaciones- del arte egipcio y, sobre todo, la originalidad de los nombres que otorga a sus obras le confieren esa calidad característica del arte pensado, madurado y, sobre todo, sentido”.
El Correo de Zamora, 10 de diciembre de 1976.

“A lomos del sacrificio ardiente y presente, Severiano Grande va descorriendo el velo del misterio alegórico en un marco arrolladoramente ambiental. Y surge ese dulce metabolismo arcaico, con que, de una forma estilística y personal, modela los sentires”.
Por Félix Grande, poeta. 1976. Catálogo de la exposición individual en Caja de Ahorros de Zamora.

“Severiano Grande es un hombre menudo, de pelo revuelto y canoso, con la inquietud más viva rielando en sus expresivos ojos y con ansias enormes de trabajar sin descanso y de alcanzar una gloria que tan cicatera es a la hora de señalar a sus elegidos…” “Todavía es joven y por tanto no podemos hablar de que haya alcanzado ninguna meta. Eso sí, afirmaremos que se sacrifica por ello y que está dispuesto a no desistir del virus que circula por su sangre”.
Por Ángel Gómez Solé en El Adelanto.

“Porque ha expuesto ya en Salamanca en alguna ocasión, ya conocíamos, aunque no lo suficiente, lo confieso, la obra de este escultor. Y ya entonces quedé gratísimamente impresionado y sorprendido de su ejecutoria artística. Lo comenté con alguien, le dije: “aquí hay “ángel”, hay genio, existe proyección e ilimitada de futuro”. Conmigo después lo han corroborado otros críticos y entendidos en la línea esculturista de vanguardia. Y así ha sido: hoy Severiano Grande forma parte, y sobresaliente, de la élite de escultores salmantinos, con ya un magnífico historial y con un horizonte ante sí amplio y, lo presiento, pleno de éxitos y triunfos artísticos. Severiano Grande es, ante todo, un artista consumado, congénitamente vocacional. Desde muy joven comenzó a modelar arcilla, bronce, piedra y todo material noble susceptible de entallar o cincelar…”. “No obstante, el mérito fue más bien suyo; y casi diríamos que este artista fue autodidacta, ya que su plena dedicación al modelado y esculpido comenzó cuando, sintiendo el grito ahogado del arte honesto, se desentendió de toda influencia exterior, para, en su taller de Mozárbez, lejos de las vanidades mundanas, comenzó a trabajar en firme, según unos cánones muy atinadamente ahormados con su carácter y manifiestan sensibilidad…” “…y si antes he dicho que trabaja en la más completa soledad, excusadme, he mentido; porque desde todos los rincones de su estudio, mil cabezas piensan con él y mil ojos le contemplan extasiados: son el fruto de un incesante trabajo, el parto doloroso y fértil que alumbra nuevos seres para la posteridad, y para gozo y contento de cuantos de una manera simbiosítica nos identificamos con ellos también. No; no vive solo Grande; vive con los “suyos”: mármoles de hechura idealizante con efectos simbolistas, agradablemente compuestos y sorprendentemente bien matizados; granitos amorfos, en los que, aprovechando la misma y materia, cincela y pule, insinuando, solo, rostros y figuras antropomórficas o antropométricas, de una expresividad reveladora, elocuente y materializante; alabastros, de relieves geometrizantes o de formas voluminosas, en las que la luz juega con el espacio libre y los vacíos, con los planos y curvaturas, componiendo así un todo armónico y equilibrado”.
Por M. Martín Santiago, martes, 14 de noviembre de 1978.


“Hay un momento en la creación en que todo se agolpa: el conocimiento inmoviliza. Es el aturdimiento previo a la lucidez; el placer y el temor de que su frágil cifra se pierda en un mal viento. Y sólo de este éxtasis, de este fulgor paralizante, se sale por la mano, unida a la herramienta. Comienza ya, con el temblor de lo inicial, la búsqueda de lo que se entrevió en la nebulosa: caen trozos minerales empapados de luz, cubiertos aún de musgo, lamidos por el mar o el río, o en apariencia mudos desde un bloque perfecto. Y cincel y puntero son casi despiadados; la maza más que cruel. Se sabe y no el sentido de la lucha: es la propia materia, golpeada y resistente, entregada y huidiza, la que indica el camino o la que lo disfraza”.
Por Aníbal Núñez, 1978. Catálogo de la exposición individual en el Banco Cantábrico.

“Severiano Grande es un escultor puro y total y de elementalidad –entiéndase el vocablo- casi prehistórica. Estrechar su mano dura y callosa ya nos hace sentir el estremecimiento de que ellas se enfrentan y lucha a diario con los materiales más duros, ingratos y difíciles de tallar como la diorita, el pórfido, el ónice, el granito, el basalto, el cuarzo en todas sus bellísimas variedades, los mármoles, las pizarras y los feldespatos. Él conoce como nadie el alma de la piedra y su mano certera dirigirá el puntero, la gradina o la bujarda con la emoción contenida que le dicta su cerebro ebrio de arte, respetando la veta, la esfoliación o la posible fractura concoidea de estas complicadas estructuras microcristalinas. Del binomio escultor-piedra surgirá la obra de arte. Es hombre totalmente identificado con la geología. Confiesa que sólo poner la mano sobre el bloque se transforma él y la piedra, y ella amorosa le habla de sus posibilidades y secretos. No sabe bien lo que hará de ella, pero sí sabe que al empezar a arañarla el cincel irá por derroteros de seguridad y la materia herida y doblegada hará nacer la obra bella, definitiva y perenne, obra difícil de clasificar todavía presidida siempre por la nobleza, ya que es producto del choque de dos durezas, las del material y la de la enorme potencia doblegadora de este escultor. El mármol y el feldespato le sirven para crear bellas cabezas de ascendencia grecorromana de arcaico difuminado a lo Scopas, y los pórfidos y dioritas preciosas esculturas con vagos recuerdos asirios. Las pizarras, esquistos y alabastros le hacen idealizar bellas abstracciones en las que alguna vez se nota una vibración ascensional, sorprendiendo siempre en su obra el dictado de la materia. Sus manos duras como el pedernal son dóciles y obedientes a un cerebro lleno de ideas de libertad y belleza. De esa gran materia se han hecho los grandes maestros”.
Por Miguel Ferrer, de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga. Catálogo de la Exposición individual de 1984 en Salamanca.

“Estamos ante un escultor de piedras en piedra. Sin duda de un enamoramiento de la naturaleza deviene ese deseo de meter el puntero “in situ” a peñas y guijarros, para sin trastocar su línea orgánica enriquecer su apariencia. Inspiración, yo diría, de canteras y riscos más que de estudio o taller”. “Dos facetas diferenciadas son los caminos elegidos por el escultor de Mozárbez: las cabezas recogidas, testas abocetadas evocadoras de lo inacabado de Miguel Ángel, pero con la incomparable apariencia de los inhiestos “tornos” pétreos de cualquier ciudad encantada de una parte y las abstracciones, que pudiendo recordar en algún caso las seductoras redondeces de un Arp o un Marcel Martí – su maestro- empiezan a plomarse, a elementizarse, curiosamente, a geometrizarse en vertical. Se podría destacar de estas últimas, dentro de un quehacer más reciente, esa tendencia a lo sobrio, al apuntamiento del “tótem” con vocación maciza, con evocaciones caldeas o egipcias, que como símbolo de cualquier religión pagana impone su presencia solemne”.
Por Rafael Cid Tapia. El Adelanto, miércoles, 14 de abril de 1984.

“Severiano Grande es difícil de encasillar en cuanto al arte que atesora, pues su culto lo profesa en plenitud a los toscos y rudos materiales que se alimentan del tiempo. Después, él los bendice con el pálpito crucial del pulso, hasta que una danza de frágiles manos, los incuba para que se sueñen como parte esencial de la historia. Rostros de mármol o granito, cóncavos ojos que miran, cuartel de sombras que engalanadas en sus perímetros, proyectan “acristalado” tragaluces que coinciden por los rincones, amamantando el rito de lo más hermoso”. “Severiano Grande, esculpe o talla con esa técnica que los años depuran, hasta ser su obra un plagio repetido e su propia personalidad artística, fragua que asienta ya en su lograda trayectoria el culmen de su propio estilo”.
Por J.M. Ferreira Cunquero. El Adelanto.

“Obra -la de Severiano Grande- que exige y reclama que su nombre sea incluido con todo honor en la magnífica nómina de los grandes escultores mesetarios – Hernández, Macho, Barral, Haro- que han practicado la talla directa”.
Por Miguel Ferrer, de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Malaga.  La Gaceta, domingo, 25 de febrero de 1990.

“Estas últimas obras de Severiano Grande son de una elocuencia meridiana, hablan por sí solas y pregonan a gritos que su autor las ha dotado de lo que Macrause llamaba “las voces del silencia” esas que a veces son difíciles de percibir en la escultura, y que real y verdaderamente emocionan al espectador y máxime si a ellas se suman otras voces –tampoco oídas- de estas materias durísimas que también hablan del silencio del verdadero libro de la creación que es la geología”.
Por Miguel Ferrer, de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga. Catálogo de la Exposición individual de 1990 en Caja Duero de Salamanca.

“No es de extrañar sentirnos asombrados al ver actuar a Severiano Grande cuando transforma en bellas representaciones las que fueron anodinas e inexpresivas piedras, rocas o bloques. ¿Qué especial condición, qué particular impulso, le lleva o le permite ver –en una determinada piedra- el misterioso encerramiento de un rostro que él, a golpes de cincel, aflora?”.“Hay escondrijos del alma de Severiano Grande, donde se guardan los sentires del ser y desde donde arrancan las percepciones, una penetrante sagacidad para descubrir las más escondidas verdades rompiendo por los laberintos de la duda y resolviendo con muy alto magisterio las dificultades más espinosas con verdadero tino mental, de tal modo que nos lleva, más por sentimiento que por reflexión, a percibir y gustar de la vida que crea y otorga al exteriorizarla en la piedra”.
Por Marceliano Sayáns Castaños, febrero de 1990. Catálogo de la exposición individual en Caja Duero de Salamanca.

“Golpe a golpe surgen de sus manos lo bello y auténtico de la piedra. Su mano sujeta con firmeza el cincel o el puntero, mientras el mazo golpea con seguridad, y del basalto, la diorita, el mármol o el granito van, cual ensoñación saliendo los rasgos definitorios de una idea, una figura, un rostro. Para un artista como Severiano Grande, lo de menos es el estilo, lo importante es la idea que hace surgir de sus obras, obras definitivas, rotundas y perennes, que nos hablan de autenticidad, de origen, de verdad” “Severiano Grande, es un raro ejemplo de escultor en talla directa, entroncando con los grandes clásicos en cuanto al conocimiento y el dominio del oficio, con un excepcional dominio de la piedra, transmitiéndonos la honradez y siguiendo el duro camino de la verdad, dejando a un lado las progresías de Arte, y haciendo que de su conocimiento artesanal y de su gran creatividad surjan esos bellos ejemplos que son sus esculturas, “permanentes en el tiempo” como dice Karl Popper, -fuera de lo banal-, sin olvidar que es un artista de nuestro tiempo y creador de un mundo estético golpe a golpe”.
Por Miguel Ángel Gascó, agosto de 1991. Catálogo de la exposición individual de Caja Duero.

“Lo cierto es que en la escultura de Severiano Grande se advierten dos clases de obras muy dispares en lo aparente y muy cercanas en lo esencial. Nos referimos a eso esbozos de caras humanas en la piedra bruta y a ese otro grupo de esculturas de formas estilizadas, abstractizantes a veces, estructurales otras, donde el sentido etéreo juega un papel importante en la concepción escultórica”.
Por Francisco Prados de la Plaza, 1991. Catálogo de la exposición individual de Caja Duero.

“Severiano Grande puede ser también considerado como un prototipo del escultor clásico, ya que esculpe directamente con el cincel sirviéndose de los materiales más duros de nuestras canteras, para, a continuación, tallarlos a golpes, siempre respondiendo a los requerimientos de la materia”.
Por Machado, 1991. Catálogo de la exposición individual de Caja Duero.

“Se acerca el escultor al círculo vital donde generan su obra los genios, en esta época para él dorada, en que experiencia y creación si conjugan en una madurez que por méritos propios posee. Las tallas guardan silencio en su museo particular, manteniendo la sabia conversación que sólo los creadores comprenden cuando las piedras hablan, y entre ellas el escultor serrano, se hace materia transformándose en parte de aquel entorno”.
Por J.M. Ferreira Cunquero, 1991.Catálogo de la exposición individual de Caja Duero.

“Severiano Grande es un escultor de la piedra, sincero en su libertad creativa, profundo conocedor de la materia que ama y trabaja y buscador incansable, al decir de los críticos de su obra, de las imágenes, calidades, formas y volúmenes que se encierra en los bloques de granito, basalto, mármol o piedra férrica”.
El Diario de Palencia. 1991.

“Parecen obras sencillas, de fácil realización y es porque su acabado, su expresividad y sus formas y volúmenes llevan una carga enorme de sinceridad, de fe en sí mismas, del ser humano que las descubre y recrea. Por eso dan la sensación de cercanía, de facilidad, de falta de artificio”.
Diario de Palencia, lunes, 2 de septiembre de 1991.

“Seve es ante todo un escultor clásico, que igual podría haber hecho su trabajo en el Egipto de los Faraones, en la Grecia clásica o en la Roma Imperial. Se enfrenta con decisión ante el bloque informe y sabe arrancarle la vida que lleva dentro. A mi juicio, es nuestro escultor que más y mejor trabaja la talla directa. En su obra no hay posible engaño. Seve, con la roca en su mano sabe “ver” lo que lleva dentro y procura sacárselo haciéndole el menos daño posible…” “Cuando se enfrenta a la idea de la escultura a Góngora, concibe una estructura piramidal donde la cabeza de don Luis, adusta, severa y dominante se enfrenta a los dominicos, teniendo a sus pies, como arropándole, a algunas de sus criaturas más famosas: Polifemo, Galatea…, que salen cada por su lado de la masa informe, como queriéndose asomar a la vida, la vida que su autor les confirió y que Seve nos muestra en su obra de la Plaza de la Mendicidad”.
Por N. Sánchez. El Adelanto, domingo, 2 de octubre de 1994.

“El diálogo que el escultor Severiano Grande ha logrado entablar con la piedra parece formar parte de un mundo espiritual, donde la inspiración le llega dictada por un “ser” que se encuentra más allá de la razón. Con un lenguaje propio, el artista salmantino ha logrado extraer el alma de la materia, y transformarla en bellas esculturas que se erigen, ante quien las contempla, elegantes, profundas y, fundamentalmente, insufladas con el espíritu de la libertad”.
Por José Francisco Merino. El Adelanto, domingo, 9 de marzo de 1997.

“La escultura es, para Severiano Grande, “quitar y no poner”. Sus creaciones, grandes, sobrias, a veces duras de ver y tentadoras al tacto, surgen de la piedra. Quizá ya estaban allí, esperando la mano del cantero que las sacara de su envoltorio. Aparecen sus figuras como si siempre hubieran estado allí, limpias, surgidas de un granito vivo, mimado por el artista que busca “materiales cuanto más duros mejor”. Acudir a la cantera, encontrar aquella piedra que yacía preñada de arte, aguardando al descubridor-libertador-artista es una de sus tareas favoritas” “Y se imagina Severiano Grande cuando esculpe como un cantero egipcio, arrastrando las pesadas piedras. Se transporta a aquella época y, casi sin quererlo, crea. Ha utilizado todo tipo de materiales, desde la resina al poliéster, pero se queda con la piedra, a la que considera “la esencia de la escultura”. Deja tan libre a la materia, que ni siquiera se atreve a alterar su color original. Quiere que sea así, que cada piedra cuente lo que quiera contar, sin añadir elementos que pudieran alterar su discurso”.
Por Eva M. Duque. Tribuna de Salamanca, lunes, 14 de abril de 1997.

 “Severiano Grande se ha convertido en un escultor que ha logrado penetrar en el espíritu de la piedra. Sus fuertes manos, siempre en talla directa con el cincel, el puntero o la bujarda han logrado extraer del granito, mármol, alabastro, pórfido, ónice o basalto las formas que convierten la materia en arte”.
Por José Francisco Merino. Libro Salamanca 53 Artistas. 1998.

“Acercarse a su casa de Mozárbez, ver sus trabajos recientes y hacer un recorrido por las salas donde expone una parte de sus preciadas tallas, constituye un gozo sublime para el espíritu. Los rostros esculpidos parecieran hablar en un idioma misterioso, respirando de forma titubeante. La belleza se planta ante nuestra mirada y damos gracias por este temblor de la vida, por esta poesía de la piedra sustantiva. También se abren paso otras figuras abstractas de gran armonía: ellas rinden reverencia al sueño de los hombres y al dolor del mundo. Corazón, mente y manos del artista salmantino giran al flamear de los designios y elaboran una sinfonía cósmica de creación terrestre. Piedra y cielo invitan al canto desde el fondo del ser. La piedra bautizada por la mano de Severiano no es sólo evocación sino reposo encendido o compendio de amor signado de creadora alianza”.
Por Alfredo Pérez Alencart, escritor y profesor de la Universidad de Salamanca. El Adelanto, viernes, 30 de junio de 2000.

“Lo habitual en Severiano es reunir atropelladamente sobre los dos amplios talleres decenas de proyectos y amontonar sobre la mesa de su estudio multitud de bocetos que pudieran parecer un indescifrable caos para quien no conozca al escultor a fondo” “Si imprescindible se me antojan los rasgos cóncavos que se enlazan exhalando la serenidad de sus formas, tanto o más valor tienen las caras multiformemente planas que como contrapunto recuerdan el vigor del granito. “Cronos” es un ente reunido que engarza en el grupo escultórico su lenguaje de piedra. El lenguaje presentido, figurado, es parte vital en esta escultura, y hasta los espacios vacíos (para mi gran genialidad de este escultor) conforman estructuras internas que se integran como parte vital de la obra”.
Por J.M. Ferreira Cunquero. La Gaceta, martes, 5 de septiembre de 2000.

“Consideramos que “Cronos 2000” –conjunto escultórico en cinco grandes piezas: una basa y cuatro enhiestas- es fruto de honda meditación artístico-conceptiva, en la que el artífice no dejó nada al albur. La materia y la línea, el movimiento y la funcionalidad de los volúmenes, su proyección espacial, la multiplicidad de sus mensajes, todo, hasta el planteamiento de su misma ubicación, entendemos, responde a una actitud reflexiva que dice mucho en pro de Severiano Grande como artista que está en su mejor madurez. Y por otro lado tenemos la muestra del exquisito quehacer en la difícil ejecución; prueba inequívoca del depurado oficio de un artista enamorado de la piedra”. “La textura del pulimento alcanzado por Severiano Grande nos hace recordar algunos mármoles, piedras y bronces de Constantin Brancusi, de Hans Arp y Barbara Hepworth, de Henry Moore y Alberto Viani, de Mateo Hernández. No obstante, quizá, donde más nos ha sorprendido el artista, haya sido en el cálculo y armonía de las curvas, cuy resultado parece extraído de una gigantesca e imaginativa plantilla de Burmester”.
Por José Luis Giménez Lago, escritor. El Adelanto, miércoles, 13 de septiembre de 2000.

“Verdadero escultor sólo es el que esculpe. Como Mateo Hernández o como Severiano Grande...” “…las estatuas de S.G. son de un polimorfismo gestual asombroso. De una expresividad multiforme que trasciende hasta límites insospechados la simplicidad escueta de las obras clásicas de mármol reducidas a una pura configuración de la belleza. Las piedras que talla este escultor…son tan distintas en sus caracteres organolépticos; tan diferentes a la vista…; y él las elige con la morosidad de una sabiduría ancestral tan personal, que las posibilidades de análisis deleitoso de cada matiz parecen infinitas” “Tantas que, pienso, hacen evidente la diferencia entre la escultura puntual convencional de los más y lo que pudiera llamarse la escultura integral de Severiano Grande”.
Por Luis Santos Gutiérrez, profesor emérito de la Usal. Día 2 de abril de 2008.

“Severiano Grande, pequeño de cuerpo, es ciclópeo cuando vive y protagoniza un proceso creativo… Él busca, indaga en la materia, la forma escondida para sacarla a la luz… Pero no toda materia es válida para motivarlo; necesita que la sustancia sea rebelde, cuanto más dura mejor; todo lo contrario de otros artistas que prefieren menos dureza, porque en la blandura hay sumisión, menos resistencia y, por ende, más facilidad para el parto creativo… Si, Severiano Grande siempre busca la dificultad y así, después, una vez vencida, sentirse más realizado y contento consigo mismo”.”Severiano Grande podemos catalogarlo como escultor genuinamente autodidacta, sin que en la palabra haya la menor intencionalidad peyorativa; y también escultor sensorial… Él sabe ver en las piedras, las oye y las huele, las acaricia y las besa…”.”Quedó dicho: “Seve” interroga, habla con las piedras, las inquiere y descubre lo mejor de ellas… En su respeto hacia las piedras (casi veneración), previa reflexión, siempre estudia varios enfoques visuales, la armonía natural de las líneas, su equilibrio y compensación; hasta que haya la verdad, la belleza… Y llegado ese momento es cuando sus expertas manos de artista proceden a practicar la cesárea de lo que estaba invisible, escondido, secreto…”
Por José Luis Giménez Lago, escritor. Catálogo de la exposición en Caja Duero y La Salina de Salamanca. 2008.

“Las esculturas de Severiano Grande hablan; y, cuanto más las admiramos, más nos dicen del latido oculto, de la vida secreta que han tenido en lo profundo dela materia informe antes de ser extraídas de ella, alumbradas. Nos sugieren mundos nebulosos pero bellos, tanto más luminosos cuanto más se acerca el artista a la suprema belleza. Cuando Severiano conoció la eternidad de la piedra, abandonó el barro deleznable. Pero antes si, antes de tallar arduamente los bloques pétreos, había conocido las caricias del modelado en barro, y el hacer moldes con escayola y el “sacar d puntos”…: todas las iniciaciones que, la estilo tradicional, eran requeridas a cualquier escultor para otorgarle le ingreso en la extraña hermandad de los hacedores de imágenes”.”Este escultor es un geólogo vocacional que se extasía ante los cortes geométricos de cualquier cantera; o que contempla y valora con dilección los grandes cantos rodados; que examina una falla, un terreno de aluvión, una capa sedimentaria o un depósito de rocas volcánicas. Sabe los peligros de escisión que amenazan a un bloque concreto y conoce a priori el lustre característico que ha de resultar después de cada pulimento”.”Esa familiarización con el conocimiento y clasificación de las piedras, tal vez sea exclusivo de Severiano Grande, pues cada escultor suele limitarse al uso de dos o tres especies minerales, pero el artista salmantino goza con el conocimiento de todo material y es desmedida su ambición por descubrir nuevas sustancias”.”Puede comprobarse que los escultores griegos y romanos usaron con preferencia el mármol; que lo egipcios durante siglos pulieron el granito… Severiano ha sido más ambicioso que los artistas de cualquier época, de cualquier cultura, a la hora de elegir, labrar y presentar la materia de sus creaciones. No ha hecho distinción entre los diverso minerales  y ha sabido arrancar a cada especie los encantos propios”.”Severiano Grande ha practicado conjuntamente dos tipos de escultura. No es que haya ido de una tendencia a la otra, sino que de modo paralelo ha mostrado siempre dos manera s de hacer, diversas aunque coetáneas. El artista domina un lenguaje, un modo muy personal de expresión, una manera tradicional que ha evolucionado paulatinamente, dilatándose en los propios cánones. Pero, al lado de ese obrar fiel a los principios, ha evidenciado otro hacer d escultor; un hacer doble pero sincrónico. Y, junto al meollo figurativo, ha querido explorar lo abstracto, el constructivismo, otros ismos que vienen a sumarse a su modo principal figurativo de realizar las creaciones”.”Dos querencias dispares –y esto es frecuente en casi todos los artistas- pueden observarse en la obre de Severiano. Por un lado, le arrastra la fuerza telúrica de genios encerrados en la piedra, que luego se manifiestan como personajes indefinibles de clanes egipcios, griegos, mesopotámicos o renacentistas. Por otra parte, le apasiona deslizarse por planos resbaladizos y monumentales; perseguir interpretaciones de signos indescifrables; casi asomarse al pozo informalista de lo abstracto. Y es común a este doble y dispar derrotero, poner siempre en evidencia, como ya se ha dicho, las calidades de la materia; conservar de ésta los colores, el proceso multisecular de su formación, las cristalizaciones, vetas y quistes de la piedra”.
Por Ángel Marcio, 2008. Catálogo de la exposición individual en Caja Duero y La Salina de Salamanca. 

“Dos de estos escultores de fuerte personalidad en la talla directa con los materiales más duros, diorita, basaltos, cuarcitas, feldespatos, residuos de escorias de fundición o minerales metálicos y otras rocas de múltiple composición, han sido Mateo Hernández y actualmente Severiano Grande”.”Severiano no suele encargar para sus obras materiales conocidos, es hombre con un gran sentido geológico y prefiere encontrar en sus viajes por los ambientes serranos grandes bloques de rocas, algunas compuestas por varios minerales, para después convivir con ellas y estudiarlas, admirando también la belleza interior de la materia y sus luces y colores, que irá descubriendo su cincel y que serán también aprovechados para expresionar y dar belleza a la obra. Esto de respetar el interior y las vetas y los colores, que al tallar seguirá fielmente y hasta el encuentro de una pequeña geoda con cristales será respetada, enaltece la belleza de su creación. Este proceder tiene también la ventaja de que para embellecer la obra no tenga que recurrir a las consabida pátinas que son siempre peligrosas y a veces, si no son apropiadas, en vez de embellecer estropean o bibetolizan la obra”.
Por Miguel Ferrer Blanco, de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga. Revista Salamanca Médica. Medicina y Humanidades. Abril-mayo 2008.

“Ese sentido de la creación escultórica, su dedicación a la talla directa y total identificación con la materia pétrea entroncan sin duda con la gran tradición de la escultura antigua, de la que el escultor salmantino se siente de algún modo heredero. Primitivismo y modernidad se unen en su obra con una única meta: hacer surgir de la piedra lo que ésta encierra de ensoñación y sutil poesía”.
Por don José Carlos Brasas Egido, catedrático de Hª del Arte de la Universidad de Salamanca.

 

   
   

UN SUSURRO DE VUELO…

No, no son piedras pulidas y talladas,
no son composiciones y estructuras,
ni figuras sin almas y calladas
para adornar jardín, con esculturas.

Yo vi la inspiración de lo soñado
y el milagro del tiempo detenido,
y escuché el palpitar de lo creado
en susurro de vuelo y de latido.

La Piedra no era piedra; latía, sí, latía,
era la vida misma, en otra dimensión,
el tiempo liberado, cantaba y sonreía
en azul infinito de beso y de pasión.

Y me sentí embrujada, queriendo ser de piedra
para gozar la brisa y el peso del jilguero,
para quedar despierta y ascendida en la yedra,
prisionera en abrazo, del abrazo primero.

Visité tu jardín. ¡Cuánta, cuánta grandeza
naciendo paso a paso, sin prisa, dulcemente!
¡Qué milagro de amor, paz y belleza
manando de tus manos, dando vida a la muerte!

 

A Severiano Grande, con la emoción
que sus obras me han causado.

Charo de Irureta
Salamanca. 24-7-81.

 

CREACIÓN

Hoy a tu voluntad, la piedra dura
se convierte en futuro y en Historia,
en jardín del amor o la memoria,
en poderosa y grávida figura.

Eres un dios y ordenas la hermosura.
Si administras la luz y das la gloria,
crece tu mano, vibra tu victoria,
brilla tu ciencia y tu bondad perdura.

Pues del barro, del bronce o del granito,
surge por ti la forma deseada,
se agiganta tu nombre y nace el mito.

Eres fuego y cincel; eres espada
luchando con pasión, conciencia y rito,
sobre la absurda sombra de la nada.

 

Ángel Marcio
(De Amor y desamor, 1987).

PRODIGIO

La piedra se hizo miel para tus manos,
excelencia la mole carcomida
que pone el alma gris, y sorprendida
la voz de la razón de los humanos.

Es escenario ver los sobrehumanos
resueltos del sentir que yace inerte
esperando el empuje que convierte
la vil materia anonadada en vida.

El mármol sin tallar es una herida
clavada en el costado pesaroso
del que sabe esculpir una aventura.

Sobre la piedra surge la proeza.
Una roca tallada ya no es roca,
es una apoteosis que perdura.

FÉLIX GRANDE

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